De acuerdo con el IMSS, al 28 de febrero pasado,  en su padrón estaban inscritos 16 millones 672 mil 599, pero no nos engañemos una buena parte tienen contratos eventuales.

La  tasa de crecimiento del empleo permanente es de 3.69% y la eventual de 14.15 por ciento.

    Ahora bien, por el lado de la calidad hay mucho empleo chatarra al igual que en la subocupación y  ocupación.

    En el país, dice el INEGI, encontramos 52.7 millones de personas dentro de la  Población Económicamente Activa (PEA) este universo intenta trabajar y obtener una remuneración a cómo dé lugar aunque algunos únicamente logren emplearse una hora a la semana.

    Con tales presiones por el lado de la demanda y la situación real de astringencia laboral por el lado de los empresarios, en el mercado encontramos ofertas de empleo chatarra: desde secretarias temporales por 3 mil pesos al mes, meseras para bares, strippers hombres y mujeres, edecanes para eventos, acompañantes para ejecutivos, masajistas, telefonistas para ventas; vendedoras a domicilio y por catálogo; gente de servicios financieros a domicilio con un sueldo base y  comisiones.

    Este tipo de  anuncios abunda en periódicos, afuera del metro, en las bases de combis y el transporte público.

    Algunos son elocuentes como el que anuncia dinero fácil: “Gánate 5 mil pesos sólo por tener caspa, acné, gastritis, pie de atleta, várices o colesterol alto”.

     Este anuncio publicado en El Universal en un cuarto de página invita a que la gente con dichos padecimientos participen en un programa de televisión para exponer el caso y aliviarlo en tiempo real.                          “Te pagaremos 5 mil pesos por tu participación”.

     Es un ejemplo, pero las variantes disfrazan la trata de personas porque la desesperación de contratarse como “edecán, acompañante de lujo, masajista sexual” es una forma de prostitución.

GALIMATÍAS

    En lo personal no confió en las cifras de empleo oficiales, en sus métodos de medición, ante la nebulosa situación de las personas en la economía informal, de aquellos que únicamente trabajan una hora a la semana, de la enorme movilidad en el mercado laboral con gente que entra y sale de un empleo fijo a uno eventual o sale de ambos para irse a la calle.

     Así como los programas sociales operados por la Secretaría de Desarrollo Social tienen que despolitizarse, blindarse en tiempos de campaña para evitar el uso electoral de los beneficiarios, debería suceder con la operación de las estadísticas, su manejo y administración para saber con certeza las verdaderas condiciones, dimensiones y tamaño del mercado laboral en el país.

    Por esa razón hay tantos fallos en materia de planeación, es imposible la toma de decisiones al largo plazo, operar con visión de estadista cuando las estadísticas no proporcionan información fidedigna acerca de un aspecto esencial,  como  la demografía y el empleo.

     Una PEA de  52.7 millones de personas en un país de 118 millones de habitantes habla de una pirámide desproporcionada, no están siendo todos contados ni contemplados.

     Ni porras ni alabanzas, las cifras de un empleo histórico traen un desaseo y por si solas no pueden borrar la realidad nuestra de cada día.

     No quiero imaginar las presiones adicionales en el mercado laboral si tuviéramos aquí de regreso a todos los millones de migrantes en Estados Unidos, si esos paisanos valientes no hubieran decidido arriesgarse para cruzar la frontera como ilegales en búsqueda de mejores oportunidades de vida.

     De estar aquí las presiones serían mayúsculas, más mano de obra, más gente ociosa, desesperada por obtener una remuneración, seguramente mayor delincuencia, etc.

    Y es que los problemas sociales no pueden aminorarse si la gente no logra realizarse como trabajador, no cuenta con una seguridad quincenal de que recibirá una determinada cantidad de dinero que le permitirá asimismo comer, pagar una vivienda, educación, etc.

     Por tanto es un delicadísimo pendiente de atención el asunto de los puestos de trabajo, hemos llegado a un punto en que una mayor preparación no es pasaporte para obtener un trabajo ya no digamos que éste sea bien remunerado, a veces ni las recomendaciones sirven para abrir el embudo laboral.

     Los jóvenes son, desafortunadamente, el colectivo que más sufre por encontrar un empleo estable y con todas las prestaciones de la ley es como sacarse la lotería.

    En la actualidad no existe profesión que augure un empleo estable o el desarrollo de una profesión de éxito.