Lo que viene para Oaxaca y Chiapas es hacer frente a la reconstrucción de viviendas e infraestructura, son 283 municipios en la Declaratoria de Desastre de Oaxaca, menos de la mitad de ese estado, pero más que ninguna otra en el País y por supuesto que la hacienda local no tiene recursos para ello.  Igual sucede en Chiapas.

Parte de esa precariedad de recursos tiene su origen en el mal llamado federalismo fiscal mexicano, que debería ser la descentralización de facultades y recursos de gasto a los estados y municipios, fundamentalmente la capacidad de decisión sobre su hacienda pública, no como hoy funciona con un sistema centralizado, que controla recaudación y las reglas de operación de gasto de los otros órdenes de gobierno. Es el caso de las aportaciones condicionadas del Ramo 33, Capítulo V de la Ley de Coordinación Fiscal, a traves de las cuales se transfieren recursos presupuestarios etiquetados, esto es condicionados. Ni en sus orígenes en 1998, se trató de recursos nuevos, solo se siguió la inercia de recursos que ya se destinaban estados y municipios, pero ejercidos por el Gobierno Federal, a través de diversos ramos presupuestarios, como era el caso del Ramo 26 que incluía los recursos del Programa Nacional de Solidaridad, que entre paréntesis ha sido el mejor programa social que se ha instrumentado, por la importante participación ciudadano que generó.

Cuando se crea el sistema nacional de coordinación fiscal en 1980, este sirvió para armonizar el tratamiento impositivo a los contribuyentes, evitando la doble tributación, propiciando la centralización de la recaudación tributaria, lo que permitió hacer más eficiente la misma, pero a costa de quitarles facultades recaudatorias a los estados.

Este pacto fiscal como decía el maestro Benjamín Retchkiman no es eterno, te puedes salir del mismo, como el Convenio de Adhesión así lo permite y hacer tu propio sistema tributario estatal con impuestos que la Constitución no te prohíbe, como IVA y el ISR. Esto lo pueden hacer fácilmente entidades como la CDMX o Nuevo León.

Nuestro agotado pacto fiscal, no busca hacer mejor el Sistema, más bien lo que busca es controlarlos, esto no puede seguir siendo igual.

Con el principio de que no tienen recursos para la reconstrucción y el FONDEN, el Fondo de Desastres Naturales, exige un pari passu, esto es que pongan por lo menos la mitad del costo de la misma, los gobiernos estatales o se quedan sin recursos para otras prioridades o se endeudan para poner su parte. Los bonos cupón cero no es lo más conveniente como han señalado varios secretarios de finanzas.

Como el costo total de la recuperación de estos dos estados será muy alto, debería ser cubierto por las finanzas federales, más si se tiene la posibilidad de usar recursos del Bono Catastrófico. Gran parte del endeudamiento de gobiernos anteriores como los de las entidades afectadas, fueron por los bonos cupón cero para la recuperación de otros desastres naturales. No repitamos la historia.

No podemos dejar solos a estos gobiernos estatales, ni a los municipales, solo ayudándolos en el corto plazo, el de la emergencia, pero  no seguir condenándolos en el futuro.