Un ejemplo de la fortaleza y los beneficios que se obtienen de la propaganda es el ahora expresidente uruguayo José Mujica, un hombre que sin hacer mayores alardes se ha convertido ya en un hito de la política sudamericana.

Destacándose como un político que jamás trató de desarrollar una imagen publicitaria -como suelen hacerlo los políticos de México y la región-, sino que trabajó adecuadamente su materia propagandística apoyándose en la clásica teoría del arquetipo.

Fue así como Mujica al tomar la presidencia no se convirtió en una insignia del poder Ejecutivo, sino que más bien siguió siendo un tipo común y corriente, que con este movimiento no sólo acabó de conquistar a Uruguay, sino a todo el mundo.

Y en México nada cambia

Al contrario de este caso uruguayo, el 2015 será un año electoral cualquiera para México, ya que en materia de campañas y mensajes políticos todo seguirá igual, o al menos así lo esbozan las actuales propuestas comunicativas de los aspirantes y fuerzas políticas.

De nueva cuenta el país será testigo del desfile de candidatos y partidos políticos en busca de un escaño en el congreso federal y en los estatales, así como las silla de poder en las nueve gubernaturas, que se disputarán las elecciones que se llevarán acabo el próximo 7 de junio.

Por ello que que desde hace algunas semanas la televisión y la radio se han saturado paulatinamente, otra vez, de decenas y decenas de spots de partidos políticos y aspirantes a distintos cargos públicos.

Y para muestra un botón: Tan sólo entre el pasado 10 de enero y 18 de febrero, periodo que el Instituto Nacional Electoral (INE) determinó de precampañas, se transmitieron por los medios tradicionales más de 11.5 millones de spots políticos.

El común denominador de esta propaganda, sin embargo, sigue siendo la falta de innovación, pues en ellos no se observa ningún intento creativo para mejorar sus mensajes.

Comerciales inservibles

Ya sea por la sobreexposición de los spots políticos o la poca creatividad que se observa en ellos, la realidad de las cosas es que cada vez son más las personas que expresan su insatisfacción por la cascada de anuncios en cada periodo electoral.

Según una encuesta realizada a principios de este año por Parametría, a un 66% de los mexicanos no les gustan para nada los spots políticos que proliferan durante toda esta temporada.

Y eso no es todo, ya que incluso un 64% los considera inservibles, debido a que influyen poco y nada en su intención de voto, a pesar de la cantidad que son exhibidos estos días.

Las cifras se redondean con el hecho de que un 53% de los encuestados por Parametría asegura que la información que tanto candidatos como partidos políticos entregan en sus spots es completamente inútil.

Propuestas vacías

Pero la molestia que tiene la gente hacia los spots políticos no es realmente nueva, sino que se trata de algo que se ha venido gestando desde varias décadas en la gente, junto al típico fastidio político.

“La gente se aburrió ya de ver los mismos mensajes genéricos y abstractos de siempre, con promesas sin sentido, ni alcances, que rozan la mayoría de las veces incluso en lo superficial”, explica Sergio Bárcena Juárez, profesor del Departamento de Estudios Jurídicos y Sociales del TEC de Monterrey.

En entrevista con AltoNivel.com.mx, el especialista sostiene que es claro que las personas ya se cansaron de ver siempre el mismo discurso, aunque traten de presentarlo siempre en distintos colores.

“Vemos personajes iguales en todas las campañas, que se copian entre sí y que viven en realidades que no corresponden para nada a la nuestra”, detalla el también director de Análisis Legislativo y Electoral de AXIS Consultoría Política.

Falsedad publicitaria

Además de la falta de calidad en el mensaje que se busca transmitir a las personas, la mayoría de los spots que hemos visto en fechas recientes cuentan con una característica que, sin darse cuenta, los ha afectado considerablemente: un enfoque publicitario.

¿Por qué decimos esto? Principalmente porque se ha dado prioridad más a la producción de los comerciales y candidatos, que al propio contenido del spot, el cual poco a poco ha ido pasando a segundo plano.

“Los políticos se están acostumbrando a recargarse en la publicidad para desarrollar sus promocionales, cayendo cada vez más en el error de hacer spots totalmente falsos”, asegura a AltoNivel.com.mx, Alejandro Llantada, director de Mercadotecnia de Grant Thornton México.

Para el experto es básico que las agrupaciones políticas dejen de trabajar de la mano con la publicidad y piensen en una alternativa que puede resultar mucho más benéfica y saludable para ellos: la propaganda.

La mejor herramienta

Llantada sostiene que es sumamente importante que los políticos se den cuenta de que la propaganda, y no la publicidad, debe ser la herramienta con la cual lleguen hasta el corazón de los electores.

Esto debido a que mientras la publicidad está enfocada casi siempre en vender, mientras que la propaganda tiene como eje primordial el ganar adeptos, justamente lo que los políticos buscan.

En específico, el también autor de El Libro Negro de la Persuasión indica que son cuatro características las que marcan a la propaganda y que pueden ser impulsoras de las ideas políticas.

La propaganda es menos invasiva

A diferencia de la publicidad que es completamente directa, la propaganda es mucho más disimulada e intenta convencer por medio de ideas relevantes, que puedan traer en general beneficios al grueso de la población. Con el impulso de la propaganda nos olvidaríamos de la saturación de comerciales que hoy vivimos.

La propaganda trabaja a largo plazo

La idea de generar propaganda va más allá del simple hecho de generar un spot político durante la temporada electoral, sino que más bien se trata de un trabajo constante que vaya marcando la vida de los políticos, generándoles una imagen acorde a cada uno de sus objetivos.

La propaganda busca el compromiso

La meta principal de la propaganda no es conseguir un voto, sino que su interés está en que la gente se comprometa con una determinada idea y mantenga su apoyo aún cuando la jornada electoral haya finalizado. El objetivo de los políticos aquí sería generar apoyos para enfrentar cualquier tipo de turbulencia.

La propaganda quiere afecto

Finalmente, pero no menos relevante, está el tema de que la propaganda busca que la gente quiera a una persona o marca, muy semejante a lo que hacen por ejemplo marcas como Coca Cola, quienes no te dicen precisamente ‘cómprame’, sino más bien te venden valores.

¿Qué es lo que más te molesta de los comerciales políticos? ¿Cuál es el comercial de este tipo que más recuerdas? ¿Qué partido consideras que hace los peores spots de nuestro país?