El artículo semanal titulado “ACUERDO UNIVERSITARIO ¿CUÁNDO?” publicado la semana pasada, generó muchos comentarios, uno de ellos es el que me permito transcribir a continuación y sin permiso de su autor, aclarando que le solicité como corresponde el permiso debido. No obstante la respuesta no llegó, quizá porque vive en Roma y por la diferencia de uso horario vea mi petición después; resulta interesante ya que me dice el joven, del cual me reservo su nombre, nombre que en un inicio era el de un personaje de  conocida novela y que después me proporciona el real, fue mi alumno pero nunca me respondió en que generación, grupo, materia y sección; según su dicho ahora vive en Roma, donde estudia después de salir de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, precisamente de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales. Hasta en tanto no me pueda cerciorar fehacientemente de que éste joven en efecto estuvo en las aulas, le llamaré un troll. Dicho lo anterior cabe mencionar que su respuesta me resulta interesante motivo por el cual la comparto.


“Muchas gracias por su artículo, estoy de acuerdo con muchas cuestiones, es indispensable un gran acuerdo universitario, aunque creo que lo primero es tener en claro cuál es la mayor prioridad de una universidad. Lo más importante de una universidad es la creación y la transmisión del conocimiento científico; obviamente para ello existe la necesidad de crear relaciones laborales para poder cumplir con ese fin. El gran problema es cuando las cuestiones secundarias impiden el correcto desarrollo de las primarias. Trataré de explicarme por partes:

1. Los derechos de los trabajadores se dice que son irrenunciables y cuasi-sagrados; pero recordemos que no hay derechos absolutos, como lo dijo la Corte al tratar la cuestión del aborto, cuando se señaló que ni el derecho a la vida era absoluto y por ende, en determinados casos, hay derechos que son preferentes. Así que si los Contratos Colectivos de Trabajo ahogan a un centro de trabajo, los derechos ahí consignados pueden y deben ser modificados. Es inaudito, por ejemplo, que cuando la Universidad está en crisis económica, haya profesores que tienen sus consultorios o sus despachos y por obra y gracia del CCT, antes de jubilarse obtienen su tiempo completo y con ese salario se retiran, pero continúan con su desempeño profesional.

2. Los trabajadores de la Universidad no tienen el apoyo de los alumnos, por la simple razón de que los trabajadores, en su inmensa mayoría, tratan mal a los alumnos; pregunte usted mismo y no serán pocos los que les dirán que los trabajadores no hacen su trabajo y si lo hacen, es de mala gana y con gran prepotencia. Esto lo traigo a colación porque para que pueda haber un Acuerdo Universitario es necesario que los trabajadores de la Universidad y los profesores de la misma, respeten a los alumnos. En caso contrario ¿por qué apoyar a trabajadores que quieren ganar más, pero no quieren trabajar?

3. Hay escuelas, como la Escuela Libre de Derecho, en las que sus profesores no cobran, pues para ellos en un honor dar cátedra ahí, pero en la Michoacana hay profesores que siendo profesionistas exitosos, están de acuerdo con las huelgas, para recibir más dinero, perjudicando a sus alumnos y ahogando más a su universidad. Hay también profesores sumamente incultos que son investigadores de tiempo completo, que nunca investigan nada y que si hacen algo es plagiando obras.

4. Los alumnos, en su mayoría y durante casi todo el tiempo, parecen ajenos a la vida universitaria; y varios, de los pocos que participan, lo hacen para ganar un lugar en la grilla universitaria. Hay muchos alumnos que no quieren leer, que no quieren aprender, mucho menos les interesa crear conocimiento, sólo van por obtener un grado que les permita ganar dinero como profesionistas.

Ante esto creo que el Acuerdo Universitario debe ir más allá de las cuestiones meramente laborales, sin que esto quiera decir que éstas deban descuidarse.

No estoy de acuerdo con usted en que el Estado deba rescatar financieramente a la Universidad, pues creo que uno de los grandes problemas que ha tenido México, sobre todo después de la Revolución, es la visión patrimonialista del Estado, en el sentido que lo definió Max Weber y sobre todo la visión paternalista, en la que se cree que el Estado tiene que venir a salvar a todos con el dinero de los impuestos. Creo que la autonomía universitaria se fortalecerá mientas (mientras) menos se deba acudir al gobierno.

Hay universidades autosustentables, pues sus profesores y estudiantes, junto con los empleados, logran que la creación y difusión del conocimiento sirva a la sociedad y además les permite recibir dinero no sólo del Estado (que es su obligación), sino también de la iniciativa privada; pero esto es imposible en una universidad donde la mayoría quiere gozar de sus derechos, pero descuida sus obligaciones.

En fin, me parece urgente que su idea de un Acuerdo Universitario sea un hecho, pero que sea a fondo, que no quede limitado a dejar intocables las canonjías de los sindicatos.

Saludos y nuevamente gracias por su interesante artículo”.