Las relaciones humanas, en particular las de pareja, suelen ser un “vaivén” de dudas y respuestas que se detectan con el paso del tiempo. En un noviazgo, es muy común que no se conozca al cien por ciento a la otra persona, y por tanto, el proceso de exploración se realiza sobre la marcha. Si se detecta que en la relación hay dependencia, represión de sentimientos, falta de manejo adecuado de ira o presencia de la manipulación para lograr lo que se quiere, seguramente existe una relación codependiente.

Pero, ¿Qué es la codependencia?

Para Maria Magdalena Egozcue autora del libro: Primeros auxilios psicológicos, de Editorial Paidós, “se trata de un patrón persistente de conductas en el que un individuo intenta desesperadamente satisfacer sus demandas afectivas, ya que siente que otras personas importantes en su vida, no las han logrado, por lo cual, su búsqueda por lo regular termina en el fracaso y en un precario equilibrio emocional”.

Para la escritora, una relación codependiente es aquella en la que la pareja se une para complementarse mutuamente debido las carencias de personalidad y los errores o comportamientos destructivos del otro, así, ambas partes sienten que se benefician y reciben lo que necesitan.

Existen diversos comportamientos en el individuo que pueden ubicar con exactitud si está presente éste patrón, algunas de las principales son:

  • Si demuestra intensa necesidad de controlar a los demás con el fin de obtener lo que desea.
  • Usualmente no tiene límites al ofenderte y después siente gran culpabilidad por haberlo hecho.
  • Por lo regular suele depender de las personas que lo rodean (sus amigos, familiares o la pareja).
  • Ignora sus defectos o en algunas ocasiones los niega, además consecuentemente no se acepta y ni se ama a sí mismo.
  • Siente constante temor a ser abandonado y tiene tendencia a llevar a cabo relaciones disfuncionales con los demás.

Al acecho de tu relación

La codependencia es un problema de seriedad en las relaciones de pareja, ya que, causa daños psicológicos, emocionales, morales y físicos. Además, asegura Hans Olvera, catedrático de la Universidad Iberoamericana, que según la etapa de relación, puede ir en aumento y dividirse por grados. Por ejemplo, en el noviazgo, se puede observar claramente, cuando un integrante de la relación es el que toma las decisiones, además se presentan los celos extremistas. Si continúa la relación, y se llega al matrimonio, pueden estar presentes acciones como agresiones físicas, psicológicas y morales, burlas en público, groserías, gritos y por supuesto, los golpes. Y por último la codependencia familiar, donde ya se involucran no sólo a la pareja, también a los hijos.

Además, comenta que: “No es recomendable llevar una relación codependiente, ya que la mayoría de veces, uno de los miembros usualmente es activo y el otro pasivo. El activo, es aquel que decide qué hacer, a dónde ir, de qué hablar y con quién salir, a diferencia del pasivo, que sólo intenta seguir lo que el otro propone o incluso impone”, agregó el especialista.

En búsqueda de paz

Si se detecta una relación con estas características, es importante, como primer punto, ser consiente si es el tipo de pareja que realmente se quiere o se necesita, pensar bien si el daño que ya se causó no afectará lo futuro.

Ahora bien, si se tiene la intención de continuar en la relación, es necesario acudir a un especialista para saber en qué grado o nivel de codependencia se está, de esa manera es como se canalizará éste patrón.

Hablarlo entre pareja es un paso también importante, ya que la persona da por hecho su problema, y puede ser que quiera eliminarlo. Tomar una terapia, de inicio individual y consecuentemente de pareja, reforzará el nexo y continuará el proceso y así se obtendrán los resultados necesarios. Recuerda que son procesos difíciles, pero teniendo en claro que se quiere salvar el vínculo sentimental y existe una solución, no hay por qué negarse a intentarlo.

Colaboración de Fundación Teletón México

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