No se puede hablar de desarrollo económico, sin el fortalecimiento del orden municipal y es ahí donde han fracasado todas las estrategias y los discursos de política social. La mayoría de los municipios se concentran en las regiones y estados mas pobres, con menor desarrollo productivo, con fuertes carencias de satisfacción de las necesidades básicas de las familias, hay una correlación casi perfecta con su ubicación en los estados del sur sureste, agobiados por la pobreza, algunos por la delincuencia y todos con grandes conflictos sociales. Nada que la inversión productiva y la creación de empleos no pueda resolver. Recordemos que realmente el territorio nacional es municipal, de acuerdo a las leyes se agrupan en estados, y estos en el gobierno federal, pero el territorio es municipal. A nivel institucional se han dado avances importantes, recordemos como desde la Secretaría de Gobernación se crea una instancia administrativa, que complementa la reformas al artículo 115 constitucional, que da rango de Orden de Gobierno al municipio, donde se le otorga la facultad exclusiva de cobrar el impuesto predial. Es cierto que la mayoría no estaban preparados, ni económica, ni técnicamente, menos políticamente para asumir y afrontar solos esa responsabilidad. Se han hecho esfuerzos para ayudarlos a incrementar su eficacia recaudatoria en este impuesto, que aunque parece sencilla, su administración, es complicada dada una serie de variables para determinar su base y para crear la conciencia social para cumplir con esa responsabilidad. Las críticas a los resultados recaudatorios del predial han sido abundantes y repetitivas, descubriéndose de vez en vez, que recaudan muy poco en relación a su potencial recaudatorio, sin dejar de tener presente las asimetrías en los niveles de desarrollo. Siempre ha estado adelante por mucho el Distrito Federal, así como algunas entidades federativas, del norte y centro del País. En 1990 se cambia la mecánica para distribuir las participaciones a través de los diversos fondos, particularmente del Fondo de Fomento Municipal, se introducen incentivos para mejorar la recaudación del impuesto, que en 1991 en Oaxaca y en 1994 en Tabasco, tuvo incrementos superiores al mil y 400 por ciento respectivamente, sin embargo el esfuerzo fue coyuntural o digamos “sexenal” en esos estados, de voluntad y responsabilidad políticas. Después, con el cambio de gobiernos, regresaron a los bajos niveles recaudatorios que les ha caracterizado. Hoy por ejemplo el DF recauda por encima de lo programado, más del 33 por ciento nacional, pero otros se siguen quedando atrás. Al desaparecer en 2008 los estímulos al esfuerzo recaudatorio en la formula federal, meter el candado de la coordinación de derechos estatales, el incentivo se mantuvo sólo en algunas entidades federativas, por ello para los municipios es más fácil gestionar recursos que cobrar, para evitar el pretexto absurdo de que cobrar tiene costo político. Hoy depende este orden de gobierno menos de las transferencias federales, condicionadas y no condicionadas, que los estados, sin embargo la recaudación de su principal impuesto, el predial, se mantiene estancada. En suma, lo importante es destacar que no puede haber desarrollo, sin el avance del municipio y sin una buena coordinación intergubernamental.