Augustín Carstens, cuyo nombre completo es Agustín Guillermo Carstens Carstens, es originario del D.F. y actualmente cuenta con 51 años de edad. Su currículum hace suponer que es un individuo muy inteligente, o al menos muy estudioso, pues egresó del Instituto Tecnológico Autónomo de México como Licenciado en Economía habiéndose graduado con mención honorífica.

Posteriormente terminaría el doctorado en la Universidad de Chicago, laboraría en el Banco de México (en el área internacional, en la unidad de investigación económica) y años después, como director ejecutivo en el Fondo Monetario Internacional (FMI); más tarde ocuparía la cartera de subsecretario en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público y después, colaboraría en la campaña del acongojado Felipe Calderón, para aterrizar finalmente como Secretario de Hacienda y al mismo tiempo ¡valla dualidad!, presidente del FMI y del Banco Mundial, de 2007 a 2009.

Indiscutiblemente que es un brillante economista pero para el grueso de los mexicanos, me atrevo asegurar que más que gobernador del B de M, representa los intereses del órgano rector de las políticas del Fondo Monetario Internacional. Por eso asevera que “nuestra moneda no ha sufrido ninguna devaluación y lo que sucede realmente es una apreciación del dólar”.

Desde luego que no nos sorprende la encrucijada en la que esta el peso mexicanos pues en los últimos cien años, el peso mexicano ha sufrido devaluación tras devaluación (con relación al dólar) casi como una constante en cada uno de las diferentes administraciones públicas. Por ejemplo, en la del General Cárdenas, fue de $3.50 a $4.85; en la de Ávila Camacho, pasó de $4,85 a $6.68; en la de Alemán llegó hasta los $8.85 y en la de Ruiz Cortines, alcanzó los $12.50 pesos por dólar.

En la “exitosa” administración salinista, tal vez por salado o por espurio, alcanzo la cifra de $3,410; con otro sobre saliente estudiante de economía, éste egresado del Instituto Politécnico Nacional, y que sustituyó al candidato asesinado Luis Donaldo Colosio, llevó la devaluación hasta alcanzar los $9,360 pesos, y ya con el locuaz de Vicente, el pobre peso alcanzó la cifra de $10,880 por cada dólar.

No pararon allí los viacrucis de los mexicanos y con el presidente vestido de general, éste situó a la moneda en un cambio de $15,365 pesotes. Pero bueno, para engañar a los ilusos mexicanos, le quitaron las tres últimas cifras y ¡tan tan!, todos contentos.

Pero… ¿porqué se devalúa en forma tan constante nuestra moneda? ¿cuáles son las verdaderas causas de este problema nacional? Los estudiosos en esta materia argumentan que varias son las razones y entre éstas se menciona la gran corrupción del gobierno, la poca confianza en las autoridades, la excesiva impresión de los billetes como consecuencia de un endeudamiento estúpido, o bien, al no tener una conducta honesta y adecuada en la administración gubernamental, por una desadministración del banco emisor de billetes o monedas, que en este caso es el Banco de México, que es administrado por un representante del Fondo Monetario Internacional y que al mismo tiempo es el gobernador del Banco de México.

Para darle solidez a nuestro peso, viejas y nuevas medidas eran respaldarlo con monedas de oro y no se nos olvida que pocos años hace que de la bóveda del Banco de México, salieron más de cien toneladas de oro para ser resguardadas en el Banco de Inglaterra, en Londres, que parece no fueron suficientes o bien, cabe la duda, de que los filibusteros mexicanos se hayan hecho de éstas. En fin, otra de las razones que argumentan provoca la depreciación de nuestro moneda es la falta de confianza en las instituciones del país; otra más es la de inducir al capital extranjero a invertir en nuestro país y otra fundamental que lleva a la bancarrota es la gran corrupción política de quienes están al frente del gobierno nacional que, desde luego, y desde mi óptica, sería la principal causa de las devaluaciones. Pero amable lector, no hay de que preocuparse, pues por “vox” del propio Gobernador Carstens y Carstens, la devaluación no es ninguna devaluación sino que simplemente lo que sucede es una “apreciación” del billete verde. ¡Salud!