¿Perfección? No importa, ¿calidad? Lo es todo y, por ello, Tigres y Tijuana demostraron este sábado en el Estadio Universitario el por qué comandan el Torneo Clausura 2013 tras empatar 2-2 en un grandísimo partido, a pesar de que ambos se olvidaron de su puntaje perfecto.

Lucas Lobos vivió una noche especial y se despachó con un doblete tras una semana complicada por el nacimiento prematuro de sus mellizos, mientras que Alfredo Moreno y Duvier Riascos se encargaron de las anotaciones visitantes en este compromiso de la fecha 5.

 

 

Con este resultado, felinos y Xoloitzcuintles llegaron a 13 puntos, los de la UANL en la punta solamente por diferencia de goles, aunque ambos con su ley sobre los otros 16 equipos de la Liga MX.

Toda la expectativa creada en la última semana en torno a este encuentro entre los dos equipos con marca perfecta del Clausura no fue en vano. Desde los primeros minutos, neoleoneses y bajacalifornianos entraron en una tormenta que, contrario a la tendencia, no encontró la calma gracias a un ritmo vertiginoso.

Fue Tijuana el equipo que más se lució en el primer tiempo y no tardó mucho en hacer daño a la escuadra dirigida por Ricardo Ferreti pues, a los 13′ una falla en la zaga universitaria le abriría la puerta a Alfredo Moreno para que el argentino simplemente empujara la pelota a la meta e inaugurar el marcador.

Los Xolos jugaron por nota en los primeros 45′ y, por momentos, hicieron ver mal en su propio feudo a unos Tigres que perdían la pelota en media cancha. Los dirigidos por Antonio Mohamed mordían y presionaban en la salida, y originaban constantes llegadas a la meta defendida por Enrique Palos.

Los de la UANL tenían respuestas tímidas, la más importante a los 17′ cuando Lucas Lobos sacó tiro de media distancia que pasó cerca de la meta de Cirilo Saucedo, el hombre más tranquilo en el Estadio Universitario durante el primer tiempo y primer espectador de la impotencia de un Emanuel Villa, quien solamente mantenía contacto visual con el esférico.

A los 32′, Tijuana dejó escapar una buena oportunidad por conducto de Alfredo Moreno, pero Enrique Palos estuvo atento para rechazar el disparo del “Chango” dentro del área, todo ante la actitud cabizbaja de los felinos y la impotencia de sus seguidores que temían paulatinamente el cambio en el liderato.

Para el segundo tiempo, los bajacalifornianos dieron muestras de que no bajarían el ritmo, pero, en medio de la penumbra universitaria, se erigió la figura de Lucas Lobos, quien a los 53′ recompondría un mal disparo de Carlos Salcido para fusilar en el área chica al portero Cirilo Saucedo.

El gol fue un impulso anímico para unos Tigres que no soltarían el control del partido. Los papeles se invirtieron dramáticamente y ahora eran los locales quienes presionaban la salida canina. Un desesperado Mohamed intentó revertir las aguas a su favor con el ingreso de elementos como Richard Ruíz y Raúl Enríquez.

Pero la insistencia universitaria rendiría sus frutos a los 65′ cuando Lucas Lobos, con un balón punteado en el área, se quitó de encima a Saucedo y Aguilar para rematar con la portería a placer; completar su doblete, un gol dedicado a cada uno de sus mellizos y decretar la hazaña felina.

El rumbo del partido parecía definido, Tigres había dado la vuelta al marcador y había logrado, por fin, ponerle correa a un Xolo que todavía no se daba por vencido, a pesar de no tener claridad para pensar en un empate. Pero, cual equipo grande, Tijuana encontró la igualdad, irónicamente en su momento de mayor angustia.

Israel Jiménez cometió un grave error y cedió el balón a Duvier Riascos para que el colombiano, dentro del área, pusiera el balón en las redes a los 74′. Un partido de tan alta calidad fue manchado solamente por dos errores defensivos de los locales, redituados en dos goles, injusticia deportiva para un equipo como Tijuana que bien pudo anotar en par de ocasiones sin requerir de las desatenciones felinas.

Los visitantes estuvieron cerca de llevarse el botín completo, pero Édgar Castillo perdonó en una peligrosa incorporación al área en dos oportunidades, una a las manos de palos, y otra a la tribuna.

El silbatazo final del árbitro hizo ver el gran defecto de este partido: su plazo. Ambos equipos entregaron una gran exhibición, digna de continuar por varias horas si fuera posible, no había título en disputa, tampoco se peleaba la permanencia, pero este encuentro corona lo que va de Torneo Clausura 2013. A pesar de ceder la perfección (pero conservar el invicto), Tigres y Tijuana pueden irse satisfechos por lo que hoy consiguieron, todos contentos.